martes, 2 de septiembre de 2014

I

A Selene pedí un día
tener tu mirada en mis manos.
¡Eran súplicas en vano!
Tú me arrebataste la mía.

Mirando hacia el cielo un día,
pedí a Dios el consuelo
de tus ojos, como el hielo
que crece en el alma mía.

¡Quién pudiera liberarme
desta, mi eterna agonía,
que sufre la vida mía
y quiere tu voz acallarme!

A Selene pedí un día
tener tu mirada en mis manos.
¡Sueños de un enamorado,
que soñó tu amor un día!



No hay comentarios:

Publicar un comentario